Per començar, un interessant article de Laura Gutman
La verdad
siempre es saludable
3
noviembre, 2013
/
Todo
conflicto entre adultos, se construye a partir de alguna verdad interna que un
individuo guarda para sí mientras que el otro ni sospecha de su existencia.
Para colmo, a veces esas “verdades” personales, tuvieron su origen en secretos
familiares que hemos perpetuado a través de varias generaciones, y que se
organizaron alguna vez con el estúpido propósito de que no se sepa
algo….relacionado con el amor. La bisabuela que se casó embarazada (por amor) y
que huyó a otro pueblo donde fue odiada por la suegra que luego humilló a sus
nietos que crecieron sin saber qué había sucedido. Las mentiras familiares son
así: Heredamos no sólo unos cuantos secretos que cobijan amores pasionales,
sino también el hábito de no decir y la necia costumbre de no confiar en los
demás. Hay algo aún peor: tampoco confiamos en nuestros sentimientos y mucho
menos en nuestras percepciones, sino que nos dejamos llevar por opiniones
ajenas. Por lo tanto, ¿Cómo contarle a alguien la verdad si no somos capaces de
abordarla? ¿Cómo saber de qué se trata eso que recordamos a medias, que no
preguntamos, que nos angustia o que el destino nos devuelve en cada escena
cotidiana? Además, tenemos miedo de someternos a las evidencias, porque le
otorgamos a esa “verdad” chiquita y sencilla, atributos extraordinarios.
Creemos que si alguien se entera, el mundo se va a derrumbar. Pero resulta que
no. No se derrumba nada. Que nuestro padre haya sido alcohólico, que nuestra
hermana sufra un retraso mental, que seamos bulímicos, que nuestro hijo se haga
pis en la cama, que tomemos ansiolíticos, o que nos hayamos endeudado más de lo
habitual, no provocará el caos universal. Al contrario. No pasa nada. En la
medida que estemos aferrados a no compartirlo con nadie –a veces ni siquiera
con nuestra pareja ni con nuestros amigos más cercanos- ese asunto no nombrado
nos deja aún más alejados de nosotros mismos. Ese sí que es un desmoronamiento
personal. Sepamos que la verdad siempre, siempre, siempre repara, cura, sana,
alivia y nos hace más humanos. En cambio, si estamos aferrados a los
secretos con nuestros miedos a cuestas cuidando que nadie nos descubra, al
pasar frente a un espejo, constataremos que estamos desnudos. Que eso que somos
es imposible de tapar.
Laura
Gutman
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada